La más importante conferencia internacional sobre el tráfico de personas que se haya organizado jamás representa una oportunidad única para forjar una alianza mundial contra esta forma de esclavitud moderna. En el mundo, al menos 2,4 millones de personas son víctimas de trata con la finalidad de trabajo forzoso, una actividad que genera beneficios por alrededor de 32.000 millones de dólares anuales. Un reciente estudio de la OIT y el gobierno portugués 1/ muestra cómo la búsqueda de una vida mejor puede llevar a la explotación laboral y al tráfico de personas, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados.
Cuando “L” respondió a un anuncio publicado en un periódico de Portugal que ofrecía trabajo por 6 Euros la hora en los Países Bajos, no podía imaginar que el sueño de una vida mejor podría transformarse en una pesadilla.
Poco después de su llegada, la obligaron a cortar rosas en invernaderos, a compartir una habitación con otras seis personas y, cuando se quejó, registraron la habitación donde dormía. La situación empeoró cuando un ciudadano turco de una agencia de trabajo temporal le propuso que se casara con su sobrino para que él pudiese obtener el pasaporte europeo. Y al final, nunca le pagaron por su trabajo.
En general, la trata de personas y la explotación laboral son percibidas como una situación vinculada a la pobreza que caracteriza a algunos países en desarrollo. Pero el caso de L, ciudadana portuguesa, engañada con la promesa de un trabajo mejor, ilustra cómo también los ciudadanos de países desarrollados pueden caer en la trampa.
El jefe del Programa de Acción Especial para Combatir el Trabajo Forzoso de la OIT, Roger Plant, dijo que la experiencia de L demuestra dos cosas: “Primero, pone en evidencia el peligro de estas prácticas abusivas de contratación que pueden llevar al trabajo forzoso y a la trata. Segundo, el tráfico de seres humanos continúa siendo una actividad criminal de bajo riesgo que genera 32.000 millones de dólares de beneficios al año en el mundo, a pesar que cada vez hay más conciencia sobre esta situación y de una mayor eficacia en la aplicación de la ley a lo largo de los últimos años”.
El estudio sobre Portugal (Nota 1) cita ejemplos similares de trabajadores portugueses atrapados en situaciones de trabajo forzoso en España. Pero aclara también que la peor parte del tráfico de seres humanos en Portugal involucra la trata y la explotación de seres humanos provenientes de los países en desarrollo de África de habla portuguesa, Brasil y Europa Oriental.
En uno de los casos, una muchacha africana de 16 años fue invitada por una mujer portuguesa a vivir con ella en su país prometiendo a la familia una vida mejor para su hija, un contrato de trabajo, un salario superior al promedio y ayuda para establecerse.
En cambio, apenas llegó a Portugal le quitaron los documentos y la obligaron a trabajar 15 horas al día, con derecho a sólo medio día de descanso a la semana. Su empleadora le dijo después que depositaba su salario en una cuenta a su nombre, pero ella nunca vio el dinero.
Después de 13 años, la muchacha se puso en contacto con el Centro portugués de apoyo a los migrantes, pero al poco tiempo abandonó el programa de rehabilitación. El funcionario que seguía su caso piensa que no logró escapar de su empleadora.
Forjar una alianza mundial contra la trata y el trabajo forzoso
Según la OIT 2/, el 44 por ciento de las víctimas de trata lo fueron con fines explotación sexual, el 32 por ciento con fines de explotación laboral y el 25 por ciento por una combinación de ambas. La OIT calcula que la mitad de las víctimas de trata son menores de 18 años.
La lucha contra la trata es esencial en el Programa Trabajo Decente de la OIT.
“El tráfico de seres humanos viola los derechos fundamentales de cualquier persona: estar libres de ser forzados a trabajar, el derecho a la libertad sindical y de negociación colectiva, y no ser objeto de la discriminación en el trabajo”, explicó Roger Plant.
Estos principios están entre los cuatro consagrados en la declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo adoptada por los países miembros de la OIT en 1998. La Declaración se basa en ocho convenios principales, dos de los cuales están más vinculados al tráfico de seres humanos (No. 29 sobre la eliminación del trabajo forzoso y No. 182 sobre las peores formas de trabajo infantil). Además, los convenios sobre los trabajadores migrantes No. 97 y No. 143 ofrecen un marco legislativo para la protección de los trabajadores migrantes, así como de las víctimas de trata.
La OIT promueve una Alianza Mundial para lograr los objetivos frente a esta situación, uniendo sus esfuerzos con los de las otras agencias que participan para erradicar todas las formas de trabajo forzoso en el mundo para 2015. En sus numerosas actividades en todo el mundo, la OIT aborda la trata desde una perspectiva del mercado laboral con la intención de eliminar sus causas, como la pobreza, falta de empleo y sistemas ineficaces de migración laboral.
El trabajo de la OIT en 12 países de África Central y Occidental ha logrado el fortalecimiento de la legislación nacional y de las políticas contra el tráfico de seres humanos, así como al aumento de la cooperación entre los países para frenar la trata de niños. En Europa, la OIT inició en 2004 un proyecto en Albania, Moldova y Ucrania contribuyendo con la adopción de leyes sobre migración más rígidas y el fortalecimiento de instituciones nacionales de migración y la cooperación entre países de origen y destino. En China, un proyecto de fortalecimiento de las capacidades promueve la migración segura para más de 120 millones de migrantes dentro del país, y de aquellos que emigran fuera del país, con frecuencia sin documentos.
Como organización tripartita, la OIT no sólo trabaja con gobiernos, sino que también consulta e involucra organizaciones de empleadores y trabajadores y sus actividades contra la trata.
El Foro de Viena para Combatir la Trata de Personas es organizado por UN.GIFT e involucra a las siguientes organizaciones: OIT, ONUDD (Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito), OIM (Organización Internacional para las Migraciones), UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), OHCHR (Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos) y la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación En Europa).
“Es una oportunidad única para formar una alianza mundial contra el tráfico de personas y para erradicarlo de una vez por todas”, concluyó Roger Plant.
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