El responsable técnico de Unió de Llauradors-Coag en Alicante, Alberto Travé, informó ayer a este diario de que la experiencia piloto se puso en marcha, con enorme aceptación por parte de los empresarios de la zona, en el año 2004. Ese año llegó de Polonia y de Esolovenia un autobús con trabajadores, contratados en origen, al no ser todavía ciudadanos europeos de pleno derecho.
La Unió de Llauradors y el Ayuntamiento de Callosa d’En Sarrià pusieron en marcha un dispositivo para el viaje de ida y vuelta y para el alojamiento de los braceros. La experiencia fue un éxito y la cifra de contrataciones se elevó hasta las 350 o 400 del pasado año. «Esta campaña, en cambio, no habrá más de 300 contratos de ciudadanos del Este, porque en la zona ya se han ofrecido a los agricultores y empresarios muchos inmigrantes que se encuentran en el paro por la caída de la construcción», explica Travé.
Hace ahora dos años, decenas de pequeños productores de nísperos de la comarca de la Marina Baja no sólo fueron objeto de las visitas de los Inspectores de Trabajo y de los agentes de la Guardia Civil. También fueron los destinatarios de fuertes sanciones por valor, en muchos casos, de varios millones de las antiguas pesetas, a razón de 6.000 euros por trabajador extranjero sin permiso descubierto in fraganti en el campo de cultivo sin contrato legal. La contratación en origen logró frenar el empleo ilegal.
El contrato suscrito entre los productores (unos 3.000 adscritos al Consejo Regulador) y la Unió-Coag, bajo la supervisión del Ayuntamiento callosino, establece una serie de garantías y obligaciones. El Ayuntamiento de Callosa, gobernado ahora por el PP, se ha comprometido a mantener el convenio y a sufragar parcialmente el coste del viaje y de los dos trabajadores sociales y los dos traductores que operan para la Coag, según explica Travé. Una de las cláusulas es que el contrato de superar los veinte días y el alojamiento debe ser en las fincas de los propios empleadores.
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