Jérôme Kerviel, el broker acusado de haber cometido un fraude de 4.900 millones de euros sobre el banco francés Société Genéralé, podría demandar a la entidad por despido improcedente, según informa hoy el diario británico «The Times».
Se trata del último giro en la trama del gigantesco fraude a la entidad francesa, supuestamente cometido por el broker, que fue liberado el pasado mes tras pasar 37 días en prisión acusado de varios cargos, como abuso de confianza y acceso ilegal a los ordenadores de la firma,
Si presenta esta denuncia, significaría que tiene intención de combatir las acusaciones del banco. Kerviel consideraría su despido improcedente porque SocGen aún no ha logrado probar que hizo nada incorrecto.
Kerviel recibió una carta confirmándole formalmente su despido mientras estaba en la cárcel. Su abogado respondió a la misma a principios de febrero asegurando al banco que no ha respetado las leyes laborales.
Uno de los aspectos que podrían ser alegados por el abogado de Kerviel sería que según la normativa francesa los empleados que vayan a ser despedidos deben mantener una reunión cara a cara con sus empleadores para explicarles las razones de su marcha.
Sin embargo es cierto que Kerviel, que ha salido de la prisión parisina de La Sante hace dos semanas, tiene prohibido por orden judicial contactar con nadie de SocGen relacionado con la investigación, lo que hace que esta reunión sea difícil, por no decir que imposible.
Su portavoz aseguró, en cualquier caso, que lo que están haciendo es intentar defender sus derechos, aunque descarto que por el momento existan «demandas ni acciones judiciales».
«Solo estamos recogiendo pequeñas piedras que muestran lo que están haciendo mal, que podría en un momento dado ayudar al caso», señaló el portavoz de Kerviel, quien ya no está interesado en recuperar su antiguo puesto de trabajo.
Kerviel y sus abogados están basando su defensa en dos puntos, el primero de ellos, que las apuestas masivas del broker estaban en realidad en ‘números negros’ cuando fueron intervenidas por sus jefes y que las pérdidas se produjeron cuando SocGen se introdujo en las operaciones y las desarrolló.
El segundo punto se basa en un tecnicismo legal, ya que las leyes francesas obligan a un encuentro cara a cara entre jefes y empleados antes de proceder a un despido, lo que en este caso no pudo realizarse por la prohibición del juez que lleva el caso de que el acusado mantenga comunicación con nadie de SocGen.
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