Las soft skills se han convertido en los activos más buscados por los reclutadores, por encima incluso de las habilidades técnicas y de la experiencia laboral. Las empresas necesitan personas que sean más ágiles y adaptables, capaces de hacer frente a los rápidos cambios en el mercado, más si cabe en un futuro laboral y económico tan incierto y volátil como será el que tendremos al finalizar el confinamiento.
“Las soft skills son uno de los cinco factores con mayor impacto en el éxito de una empresa, junto con el espíritu de empresa, la competitividad, la inversión y la innovación”, explica Jesús Araújo, CEO de Cegos España y Latam.
Entre los beneficios de las soft skills, propician una adopción más rápida de las nuevas prácticas de trabajo; una mayor retención de talento, ya que favorecen la movilidad en todos los niveles de la empresa; y la mejora del cumplimiento de los plazos, gracias a procesos de trabajo más colaborativos.
Incluso, las soft skills también contribuyen al bienestar en el entorno laboral y tienen un efecto positivo en el equilibrio entre la vida profesional y personal de los trabajadores. Aumentan la resistencia al estrés, ayudan a los empleados a encontrar satisfacción personal en su trabajo y pueden ser aplicadas a su vida privada.
Trabajar una gran tolerancia a la incertidumbre
Cegos, firma global líder en servicios de consultoría, formación empresarial y selección, ha analizado la situación en los más de 50 países en los que está presente y ha identificado las siete soft skills que más va a demandar el mercado:
1. Colaboración remota. Las organizaciones están cada vez más conectadas a través de la red y cuentan con equipos adaptables, remotos y multiculturales. Además, las comunidades virtuales y redes sociales están tomando el relevo de las organizaciones verticales.
Colaborar y cooperar a distancia resulta imprescindible. Para lograrlo se requieren fuertes habilidades interpersonales, habilidades en el uso de herramientas de colaboración, conocimiento de varios idiomas y saber distinguir y entender posibles diferencias culturales.
2. Comunicación digital. Resulta esencial ser un usuario competente, pero no es bastante. La alfabetización digital implica tres habilidades complementarias:
- Buscar, acceder, clasificar, filtrar y sintetizar la información relevante de forma crítica y sistemática.
- Producir contenido que aporte un valor agregado real para otros: ir más allá de simplemente compartir.
- Producir y publicar contenidos multimedia adecuados.
3. Agilidad y adaptabilidad. La cada vez más fragmentada naturaleza de las trayectorias profesionales lleva a desarrollar un conjunto de conocimientos y experiencias que serán ampliamente transferibles.
La agilidad y capacidad de las personas para liderar el cambio será un factor clave de éxito; tendrán que trabajar una gran tolerancia a la incertidumbre y a las nuevas ideas, adquirir conocimiento en varias disciplinas y ser capaces de asumir el cambio continuo.
4. Creatividad y sentido de la innovación. La creatividad es la habilidad de proponer nuevas formas de interpretar las situaciones. Implica estar abierto a nuevas ideas y experiencias (culturales, artísticas o profesionales). Una persona puede desarrollarla como usuario experto de las herramientas que fomentan esa creatividad y buscando entornos que favorezcan la creación de nuevas ideas.
5. Espíritu emprendedor. La libertad de empresa, tanto dentro como fuera de las organizaciones, nunca ha sido tan grande. La capacidad de un individuo para convertir ideas en acciones requiere una gran motivación (el entusiasmo es el impulsor más poderoso para la acción), asumiendo riesgos y administrando proyectos que busquen alcanzar objetivos concretos.
6. Organización del trabajo eficiente. La proliferación de comunicaciones improductivas, la creciente masa de información, las diversas distracciones y la cantidad de proyectos que se realizan simultáneamente obligan a las personas a aumentar su productividad en sus trabajos para lograr alcanzar sus objetivos. Hay tres aspectos que resultan críticos:
- El tiempo es y seguirá siendo escaso. Resulta imprescindible conocer y aplicar las mejores prácticas en la gestión del tiempo, sabiendo escoger prioridades.
- La buena gestión del entorno de trabajo, ya sea en la oficina o de forma remota, debe garantizar una accesibilidad óptima para poder afrontar cualquier problema de manera eficaz.
- Es importante aprovechar cada oportunidad de automatizar las tareas más rutinarias.
7. Aprender a aprender. Es recomendable que cada persona reserve un 20% de su tiempo laboral para mejorar sus habilidades y seguir siendo empleables, tratando de cumplir con lo que el mercado laboral exige a cada momento.
Para ello, las personas deben desarrollar una cultura de autoaprendizaje y diseñar su propia estrategia dentro del ecosistema (empresa, redes, instituciones de formación y comunidades).
Habilidades de comportamiento
Las soft skills pueden definirse como “habilidades de comportamiento”, un conjunto de habilidades interpersonales, situacionales y emocionales que ayudan a la empresa y a sus equipos humanos a enfrentarse a la complejidad y la imprevisibilidad del mundo que les rodea.
En el año 2030, se estima que la demanda de habilidades tecnológicas aumentará en un 55%, los requisitos para las habilidades sociales y emocionales (liderazgo, gestión, etc.) aumentarán en un 24% y la demanda de habilidades altamente cognitivas (como la creatividad o el procesamiento de información compleja) aumentará en un 8%, según el informe El futuro del lugar de trabajo, de la consultora McKinsey.
1 comentario en «Las habilidades blandas, clave en el mercado laboral pos-coronavirus: las siete soft skills más demandadas»
Totalmente de acuerdo.
En mi opinión, en un entorno laboral cada vez más internacional, falta una octava soft skill: Cross-Cultural Skill.
Es decir, no vale con copiar el estilo de liderazgo óptimo para un determinado país y replicarlo en otro país.
Las soft skills no son Culture-Free sino que están ligadas a la cultura de cada persona.
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