¿Es posible que una mujer pierda su baja de maternidad y se vea obligada a volver al trabajo ocho semanas después de haber parido? En el caso de Cristina Martín, de 37 años y celadora en el ambulatorio de Malpartida, la respuesta es que sí, pero hay que explicar bien un caso complejo y con sentencia judicial de por medio. Todo empezó cuando Cristina fue despedida de su puesto de trabajo en diciembre de 2007 junto con otra compañera, Milagros Hurtado. Ambas argumentan que su despido tuvo clarísimas causas políticas. Son militantes del PSOE, partido que gobernó la localidad durante más de veinte años con Antonio Jiménez como alcalde y consideran que el actual edil, del PP, Víctor del Moral, quería «quitárselas de en medio». El caso es que una sentencia les da la razón, declara su despido como improcedente y ordena su readmisión.
La sentencia
El documento tiene fecha de 12 de mayo pero se hizo público varios días después, el 2 de junio. Según Cristina Díaz el Ayuntamiento remoloneó a la hora de aceptarlo por correo. Ambas trabajadoras vuelven a ser readmitidas el día 16 de junio, y he aquí el meollo de la cuestión y el foco del conflicto que enfrenta a esta trabajadora con el Ayuntamiento de Malpartida y que la obliga, según asegura ella misma, a ir a trabajar con la niña. «Me ha pillado en un momento en el que mi familia está fuera», comenta. Su pareja, trabaja en Madrid. Julia es aún lactante. Y con bastante apetito, según cuenta su madre. «Tengo que darle de mamar cada dos horas», asegura. Por lo tanto, a lo largo de su jornada laboral le dará el pecho cuatro veces.
La situación no es, desde luego, ni favorable para la niña, ni para la madre ni para los pacientes que acudan al centro de salud de Malpartida. Cristina Martín estaba convencida de que podía disfrutar con normalidad de sus cuatro meses de baja maternal. Cuando se puso a arreglar papeles al saber que volvía a ser readmitida y tras una larga convalecencia por un parto complicado llegó el jarro de agua fría. En la Seguridad Social le explicaron que, como había sido dada de alta el 16 de junio, es decir, después de que su hija ya hubiera nacido, no tenía derecho a la baja maternal y debía incorporarse.
Cristina buscó ayer una salida en el Ayuntamiento y la respuesta fue un escrito en el que se le comunica a esta mujer que debe regresar hoy a su puesto de trabajo. Ella asegura que la situación es un ‘mobbing’ en toda regla por cuestiones políticas y reclama que, ya que la sentencia obliga al Ayuntamiento a la readmisión, esta implique estar dada de alta en la Seguridad Social desde el día 1 de enero, para no perder sus derechos.
«Mismas condiciones»
Y esta cuestión parece ser la más espinosa y la menos clara. La sentencia número 58 del juzgado de lo social precisa en su fallo que en el plazo de cinco días desde la notificación de la sentencia les corresponde optar por la readmisión en las mismas condiciones que tenían antes de ser despedidas o a percibir una indemnización cifrada en 5.063 y 5.522 euros para cada una de las trabajadoras. El abogado de las dos mujeres solicitó al juez del caso una aclaración de la sentencia para que ésta suponga la recuperación total de derechos y salarios.
El Ayuntamiento de Malpartida alega que la sentencia no implica la devolución de los salarios de trámite generados durante el proceso judicial. El alcalde Víctor del Moral declaró a este diario que no son ellos, sino la Seguridad Social, los responsables de la situación por la que atraviesa Cristina. «Nosotros no podemos falsear la fecha en la que volvimos a darle de alta, sería una ilegalidad», asegura el edil popular. «Para nosotros también ha sido una sorpresa encontrarnos con esta situación, pensábamos que Cristina se encontraba de baja maternal y fue ella la que nos comunicó el caso». Y subraya que en el momento de dar a luz ella ya no era trabajadora de Ayuntamiento. La madre de Julia insiste en la persecución política como telón de fondo y le parece estar viviendo una regresión de cuarenta años en la historia de España. En tanto, Julia, que poco sabe de sentencias y de política, tendrá que ir mañana a trabajar. Con sólo dos meses.
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