Según un informe emitido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sólo el 5% de los cargos de CEO de las empresas más importantes a nivel mundial son ejercidos por mujeres. A este dato se une el estudio “La mujer en la gestión empresarial. Cobrando impulso”, que manifiesta que tan sólo en cuatro países (Finlandia, Suecia, Noruega y Reino Unido) las mujeres representan más del 20% de los miembros de las juntas.
Esta situación parece ser generalizada y más en ciertos sectores, como el del motor. Estamos en un ámbito en el que nos resulta extraño ver a mujeres, ya que el mundo del automóvil ha sido tradicionalmente masculino. Sin embargo, poco a poco las mujeres empiezan a ocupar cargos de importancia. Así, Grace Lieblein, nombrada ingeniera del año 2014, es vicepresidenta de Compras y Suministros de General Motors, y Julie Hamp ocupa, por su parte, el cargo de responsable de Marketing y Comunicación de Toyota Motor Norteamérica.
Pero, pese a que ocupan puestos directivos, éstos pertenecen a áreas de formación diferentes del motor. Desde la primera conductora, Bertha Benz, sólo 8 mujeres han destacado en el mundo del volante. María Teresa de Filippis, Clärenore Stinnes, Michele Mouton, Jutta Kleinschmidt, Danica Patrick, y las españolas Carmen Jordá, María de Villota y Balba Camino ya forman parte de la historia automovilística por ser grandes estrellas.
Si extrapolamos esta situación a todo el negocio, nos damos cuenta de que las mujeres ejercen funciones de gestión, dejando los cargos técnicos a los hombres. Marketing y comunicación, asesoría jurídica, administración….son las principales áreas en las que destacan las féminas del motor.
¿A qué se debe este organigrama? ¿Por qué existe esta diferencia profesional entre ambos sexos? La respuesta es sencilla, la encontramos en la educación. La formación profesional relacionada con el motor y que permite trabajar como mecánico ha sido y es demandada por los hombres. ¿Por qué no hay mujeres? No existe una explicación física o de habilidad, ya que los estudios demuestran que las féminas podemos ejercer cualquier profesión. Quizás esta diferencia en el mundo del automóvil continúe residiendo en la mentalidad de las personas, pues aún nos extraña ver a una mujer delante de un coche de Fórmula 1. Por eso, es necesario un cambio en nuestra sociedad, ya que aún se necesitan más mujeres en la base de la pirámide de las empresas.
Ya se está demostrando que cada vez somos más mujeres las interesadas en el mundo del motor. Según el último censo de conductores del Instituto Nacional de Estadística, el 41% son mujeres. Además, según la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor (Ganvam), las mujeres son las que toman la decisión de compra del vehículo, ya que tienen un sentido práctico y gestionan mejor la economía doméstica. Si somos capaces de conocer las prestaciones o el equipamiento de los vehículos, si gestionamos nuestras casas y áreas de negocio de las principales empresas del sector, ¿por qué no podemos ser técnicas?
El sector del automóvil ya se está abriendo a las mujeres y podemos comprobarlo. Directoras de operaciones, de recursos humanos, de marketing o consejeras delegadas ya formamos parte de estas empresas. Como en ALD Automotive, donde ya somos 3 las directoras que pertenecemos al Comité de Dirección. La gestión corre de nuestra cuenta, ahora sólo falta mayor presencia en los cimientos. Muchas de nosotras ya ponemos empeño en ello y estoy convencida de que lo conseguiremos.
En definitiva, desde hace años las mujeres ya empezamos a pisar el acelerador de la gestión empresarial. Ocupamos despachos de las áreas directivas, trabajamos para posicionar a la empresa dentro del sector de su actividad empresarial y conseguimos buenos resultados, sólo hay que verlo. Por tanto, es hora de reconocer nuestra valía y soltar el freno para acercarnos al mundo de la mecánica. La gestión empresarial ya es nuestra, ahora sólo nos queda la parte técnica.
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