No es que meta mucho la pata, como sería si fuese considerado un «gamba«. No es que en verano, en la playa, se ponga como una gamba de rojo tomando el sol.
Es que este apreciado crustaceo para la mayoría de los mortales, para nuestro director de RRHH es uno de sus platos más odiados.
Y es que ya se sabe, no todo el mundo «come la gamba«, aunque algunos si la transporten.
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