No es vasco. No es jugador de pelota. Su cariñoso apelativo le viene dado porque, tanto en su empresa como fuera de ella, se dedica a pelotear a todo bicho viviente y a decir palabras agradables para quedar bien ante cualquiera.
Eso sí, de los EREs de su empresa, de lo poco profesional que es en bastantes de sus asuntos, de lo ruin que son muchos de sus comportamientos, del gusto por figurar que tiene en charlas, conferencias y todo tipo de reuniones, habla poco, por no decir nada.
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