Que algunos partidos políticos lo hacen es cosa sabida y juzgándose está en estos momentos. Pero que, también, es malsana costumbre se haya extendido a las universidad, es algo que no deja de sorprender, sobre todo, al conferenciante que vio como, tras su brillante disertación, fue pagado con dinero que venía en un sobre y no se le pidió que firmase ningún tipo de recibo ni, mucho menos, que diese factura por sus servicios prestados.
Esperemos que no sea esto lo que enseñen en sus aulas.
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