No sabemos si el apelativo cariñoso que le han puesto sus compañeros de trabajo es por su parecido físico al amigo de Bob Esponja, o por su irrefrenable pasión por los bocadillos de calamares. Sea como fuere, los que bien le conocen afirman que el mote se lo ha ganado a pulso.
Amén.
Los comentarios están cerrados.