¿Será el estrés, la pasión por el volante, disfrutar de la gran manzana y de su tráfico o tener de viajero a Carmelo Anthony? No sabemos bien la razón, pero una de las cosas que le gustaría ser a este, recien nombrado director de desarrollo de negocio, es ser taxista en Nueva York.
Lo mismo pinta un día su coche de amarillo y decide cruzar el charco.
¿Dará la talla?
Los comentarios están cerrados.