Una empresa, muy ilusionada con su gran evento del año, ha tenido que guardarse los confetis y desinflar los globos antes de tiempo… ¿El motivo? Bueno, parece que las entradas se han vendido menos que los paraguas en el desierto.
Algunos dicen que fue por el precio, otros culpan a la competencia, y los más optimistas aseguran que en realidad todo es parte de una estrategia secreta.
Lo que está claro es que el CEO ya está buscando excusas creativas para explicar la “reprogramación” del evento.