Desde que esta directora de RRHH ha regresado de sus vacaciones, nadie sabe gran cosa de ella. Solo que ha llegado. Sin embargo, tiene muchos asuntos pendientes por atender, e-mails con preguntas sobre eventos creados que requieren de su atención, pero que nadie responde… Los colaboradores ya han empezado a preguntarse si ha dejado su buzón de entrada en modo “no molestar”, si simplemente se ha olvidado de que tenían un evento crucial a la vista.
Sea como sea, la situación se ha vuelto insostenible. Los correos se acumulan, y la inquietud en el equipo crece con cada día que pasa sin una respuesta. Algunos intentan acercarse a ella en persona, pero la encuentran atrapada en reuniones o sumida en su teléfono, pareciendo completamente ajena a la incertidumbre que rodea a los próximos eventos. Las fechas de los eventos se acercan, y la presión aumenta.
¿Hay alguien ahí?