A día de hoy, los directivos cuidan mucho su vestimenta. Algunos parecen que van a bodas diarias. Un director de RRHH siempre dice: «¿Traje todos los días? ¡No, gracias!».
Este valiente guerrero corporativo ha decidido que la corbata es su mayor enemigo y que los zapatos de cuero brillantes son solo trampas para los dedos. Mientras sus colegas se pelean con las corbatas, él llega con su camiseta y unas cómodas Converse.