¡Esto es fuerza de voluntad y lo demás son tonterías!
Un director de RRHH, cuya devoción por su dieta vegana era más firme que las resoluciones de Año Nuevo de la mayoría de las personas, no prueba absolutamente nada de la comida que pone en los eventos a los que acude. En cada evento corporativo, mientras sus colegas se abalanzaban sobre las bandejas de embutidos y queso, él se mantiene firme.
A pesar de todas las bromas y los chistes, se ha ganado el respeto de todos sus compañeros de oficina. Saben que su disciplina y convicción son inquebrantables. Y aunque a veces bromeaban diciendo que él no comía, sino que «fotografías de ensaladas», en el fondo, admiraban su compromiso. Porque en el fondo, él sabe que la mejor forma de predicar era con el ejemplo… (y con un buen tupper de quinoa).