Cuando esta empresa anunció con gran entusiasmo la incorporación de su nuevo director de RRHH, la sorpresa fue mayúscula cuando la puerta de la sala de reuniones se abrió y, en lugar de un ejecutivo experimentado con canas en la barba, hizo su entrada un joven de aspecto enérgico.
A pesar de su corta edad, este nuevo directivo ha acumulado experiencia en empresas de renombre, demostrando un talento excepcional en la gestión de recursos humanos. En su primer día, reunió a todo el personal en un encuentro informal donde compartió su visión fresca y moderna sobre la gestión de recursos humanos. La sorpresa inicial dio paso a la admiración, lo que aumentó la curiosidad sobre el cambio que este joven director podría traer a la cultura laboral de la organización.