Esta directora tiene un as bajo la manga que nunca deja atrás: su fiel cámara analógica. Siempre lista para capturar los momentos más inusuales y divertidos, ha hecho de la documentación visual del día a día de la empresa su misión personal. En cada reunión, comida o momento de trabajo en la oficina, su cámara está lista para inmortalizar la esencia de la vida corporativa.
En una ocasión, durante una reunión de alto nivel, sorprendió a todos al interrumpir la discusión para tomar una fotografía grupal. Sus compañeros saben que al final del día, es probable que encuentren una copia impresa de la instantánea en sus escritorios, recordándoles que incluso en medio del estrés laboral, hay espacio para la camaradería y el buen humor.
No se limita solo a los momentos formales; su cámara ha capturado también la evolución de las relaciones en la oficina. Desde el primer día de trabajo de nuevos empleados hasta las celebraciones improvisadas por pequeños logros, la directiva ha convertido su cámara en una cronista visual de la cultura corporativa.