Desde hace un tiempo una destacada directora de Recursos Humanos está llevándose todas las papeletas para ganarse el título de «la más habladora de los RRHH»
No porque sus palabras carezcan de sustancia, sino todo lo contrario. Esta directora es una apasionada incansable de su campo, se deja llevar por su entusiasmo en cada ponencia. Su amor por la gestión del talento es tan contagioso que, aunque una charla, debate, webinar… termine oficialmente, su energía persiste entre los asistentes, creando una atmósfera animada de discusiones post-evento.
Los colegas del sector bromean diciendo que, si alguien puede hacer que un informe sobre políticas de recursos humanos suene emocionante, es ella. Aunque su título de «La Más Habladora» puede ser en tono jocoso, es innegable que su pasión inquebrantable está dejando una marca duradera en el ámbito de Recursos Humanos. En definitiva, ¿quién dijo que hablar mucho no podía ser una virtud?