Esta directiva no estaba preparada para el regreso del mal tiempo. El veranilllo de San Miguel jugó con sus sentimientos, que pensaba que iba a prolongarse más en el tiempo. Pero me temo que las temperaturas superiores a 20 grados se han acabado de una vez por todas y es hora de sacar todos los abrigos del armario y quitarles el olor a naftalina.
La lluvia y todo lo que conlleva le hacen sentirse triste: el cielo gris, las nubes apoderándose de la ciudad, el transporte público funcionando mal, las carreteras cortadas… Esta directiva definitivamente odia la lluvia y todo lo que esta trae consigo.
¡Ánimo!