Una invitación a una boda puede suponer un imprevisto y un inconveniente para mucha gente. El regalo, dinero, el traje, la peluquería, reunirte con esos familiares que no te hacen excesiva gracia… Sin embargo, este director de RRHH estaba emocionadísimo de acudir a la boda de un miembro tan importante de su entorno. Además, según afirma, llevaba el traje más elegante de todos los asistentes.
La ubicación era idílica, paradisíaca, pero… Tal y como ha contado en una reciente entrevista, todos los asistentes sufrieron los estragos de las esporádicas borrascas que están sacudiendo al país estos días, sobre todo al tratarse de una boda puramente al aire libre. Tanto tiempo planeando el traje para acabar pasado por agua…¡Qué decepción!
A pesar de todo, la barra libre siguió funcionando. ¡No hay mal que por bien no venga!