Parece ser que a su excelencia como consultor y a su reputado prestigio, une un pésimo gusto por lo ajeno que está, si no existe un giro inesperado, a punto de dar con sus huesos en la carcel.
¿Culpable o inocente?
Ya lo veremos.
Parece ser que a su excelencia como consultor y a su reputado prestigio, une un pésimo gusto por lo ajeno que está, si no existe un giro inesperado, a punto de dar con sus huesos en la carcel.
¿Culpable o inocente?
Ya lo veremos.
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