No es que sea un genio de los negocios, ya que no se dedica a ellos. Es un gran aficionado a viajar en «business class» en todos los medios de comunicación que se ve obligado a utilizar por motivos profesionales y de ahí tan cariñoso y poco económico apelativo.
El problema es que, en estos momentos de crisis que estamos viviendo, su cara afición está siendo cuestionada por los asociados.
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