Si hace unos días era un profesional de los recursos humanos el que estaba en el ojo del huracán, ahora es un grupo empresarial de primer nivel –en la figura de su primer directivo- el que podría estar siendo investigado por cuestiones inmobiliarias directamente relacionadas con esta nueva ‘Malaya’.
Y es que diversificar negocio nunca fue tan peligroso, sobre todo si te sales de lo que sabes hacer bien y te metes en operaciones de dudosa reputación y mucho dinero fácil.
Lo más curioso es comprobar cómo gente a priori inteligente, capaz de levantar un gran imperio ajeno al ladrillo, termina sucumbiendo a los encantos del mundo inmobiliario y comprometiendo una larga trayectoria de éxitos empresariales.
La avaricia rompe el saco.
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