Un presunto nuevo caso de corrupción urbanística ha obligado a esta empresa a pedir a sus empleados que dejen de trabajar y se marchen a casa hasta nueva orden. La incertidumbre se cierne sobre una plantilla que ve asomar una nueva trama inmobiliaria con tintes de Operación Malaya.
Desgraciadamente -sobre todo para sus empleados-, no será la última inmobiliaria en caer.
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