Nuestra protagonista entró en una oficina bancaria acusando a los empleados de la misma de haber facilitado información confidencial de su empresa a terceros. Como la duda ofende, el director de la oficina hizo caso omiso de esta individua y, como tenía cosas más importantes que hacer, derivó el "problema" a otra trabajadora de la sucursal, quien "invitó" a la compulsiva acusadora a abandonar la misma. Las carcajadas de los trabajadores del banco, por lo insólito del asunto, debieron oírse en 20 kilómetros a la redonda.
Con todos los problemas que tiene su empresa, y los que están por llegar, debería "ahorrar" sus energías en el banco de la humildad.
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