Parece ser que, tras publicarlo Bocanegra, dicho cuadro se había convertido en una atracción para los empleados de la empresa, y los paseos hasta la sala de juntas para ver el incunable “mosquearon” enormemente al autor de la “obra de arte”, tanto, que dio orden de retirarlo. Sin embargo, ¿quién actuaría de esta forma por leer un simple rumor si no estuviera basado en la mayor de las verdades?
Tratándose de un delito “menor”, no queremos imaginar que hará éste individuo cuando hablemos de los “mayores”.
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