La historia es la siguiente: un empresario español se asocia con una compañía extranjera, formada por dos socios. Constituyen una empresa española y, después de varios años, los extranjeros abandonan la empresa de su país de origen.
Cada uno por su lado, montan una nueva empresa y se implantan en España, pero para ello reniegan de su anterior socio y buscan otros nuevos accionistas más honrados y éticos, a pesar de que su ex socio español también deja de estar asociado a su anterior empresa.
Y es que ya lo dice el refrán: el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
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