Esta empresa, que tanto alardea de tener pasión por las personas y de ser experta en ellas, lleva ya dos demandas por acosar laboralmente a una de sus trabajadoras. Y parece que habrá más. Según nuestro confidente, el gran pecado de esta trabajadora acosada ha sido ser buena profesional y fiel a la persona que la fichó, que ya no está en la empresa.
La buena voluntad de la empleada fue confundida con flojedad, y la empresa volvió a la carga con su afán acosador y sancionador. Y es que cuando bisoñez y altanería concurren en una misma persona, no lo arregla ni un buen MBA.
Y es que hay determinadas prácticas que no son aceptadas ni por los mejores clientes, cada vez más humanistas, centrados en la persona y ajenos a sentencias judiciales.
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