Si bien esta especialidad italiana es una delicia cuando está bien preparada, la adicción de este director de desarrollo al circular elemento es algo fuera de lo común –según dicen los que le vieron en plena faena-.
La demostración ocurrió en una conocida feria de recursos humanos, donde la organización tuvo el detalle de repartir porciones de pizza entre los asistentes. No se sabe si es que su empresa no le facilitó las correspondientes dietas de manutención –lo que no sería raro- o que no había comido en tres semanas, pero dejó sin almuerzo a casi toda la concurrencia. Parecía un aspirante al Guinness de los Records en la categoría de comedores de pizza. Incluso se crearon corrillos para comentar la escena.
Un alma caritativa le advirtió: “ten cuidado; como tu clientela –aquí presente- te vea comer de esa manera, va a dejar de comprarte. No tires tu imagen por la borda”. Desde entonces, las malas lenguas se refieren a él como el “tragapizzas”.
Recursos Humanos tiene estas cosas.
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