Suponemos que no quieren ser los últimos en abandonar la nave, así que están todos como locos por ver si pueden colocarse, antes de que su empresa cierre o pase a manos de cualquier competidor avispado.
El caso es que las llamadas a los cazatalentos y empresas de selección empiezan a ser habituales, pero no para contratar sus servicios, sino para ofrecerse para las posibles búsquedas que tengan.
A esto se le llama, predicar con el ejemplo.
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