Primero fue un coche potente, y el niño lo destrozó a los dos días. Después fue un coche de moda, y todavía le dura. Pero no hay problema, los vehículos no son de su propiedad, sino de la financiera con la que ha contratado el renting el organismo público que dirige papá.
El "chaval", al que no se le conoce oficio ni beneficio –bueno, esto último sí- ya tiene edad suficiente para trabajar y ganarse la vida por sí mismo, pero mientras papá siga al frente de esta cosa pública, para qué.
Lástima de auditoria.
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