Curiosidades de la vida, paradojas del destino, resulta que esta empresa que se arrastra, mendiga y pone en situaciones embarazosas por conseguir contratos que ya están firmados, rubricados y elevados a público, durante muchos años despreció, ninguneó e ignoró al responsable de conceder dichos acuerdos, aparte de lograr su total desconfianza por realizar prácticas poco éticas y deshonrosas.
Eso sí, el viejo refrán de “culo veo, culo quiero” lo siguen a rajatabla.
Los comentarios están cerrados.