Lo llamativo no es el mobbing en sí, bastante frecuente hoy día, si no las prácticas chapuceras utilizadas para deshacerse de esta empleada, sobre todo si pensamos que es una institución educativa cuya función es formar a los directivos de hoy y de mañana.
La perjudicada ocupaba un puesto de responsabilidad en la empresa, y le fue ofrecido un puesto de mucha más responsabilidad por su buen hacer dentro de la organización. Pero es muy fácil ofrecer mayor responsabilidad cuando esta no va acompañada de un aumento salarial equivalente, por lo que dijo NO a su jefe. Desde entonces, la sufrida empleada fue desterrada a la mayor de las ignorancias, despreciada y relegada por su superior hasta que, finalmente, al cabo de los meses, fue despedida.
La lastima es que la perjudicada, como suele suceder en muchos casos, se conformara con un simple indemnización por despido improcedente.
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