Esta es la historia, y así nos va en el sector público: alumna recién licenciada en periodismo participa en proceso de selección para unas prácticas en esta empresa pública. Pasa todas las eliminatorias y recibe la llamada correspondiente para decirle que ha sido seleccionada. Justo antes de incorporarse le dicen que no puede ser, que se han dado cuenta de que ya está licenciada. El gozo de esta señorita se va directamente al pozo.
Parece ser que sólo pueden conceder becas de prácticas a estudiantes que no hayan terminado la carrera, incluso aunque les quede una asignatura y la hayan dejado para febrero, septiembre o para cuando sea de manera intencionada –también aquellos que hayan suspendido por no haber estudiado lo suficiente o por haber sido malos estudiantes- para acceder a esa beca.
Mal, en primer lugar, por la metedura de pata de el/la correspondiente funcionario/a público/a que no se dio cuenta de que la candidata era ya recién licenciada.
Mal, en segundo lugar, por preferir a los pícaros y a los mediocres para darles la oportunidad de comenzar una vida profesional que no se merecen, en detrimento de los verdaderamente válidos.
Mal, en tercer lugar, porque seguimos padeciendo a una empresa pública que no nos merecemos la mayoría de los ciudadanos.
Luego nos llenamos la boca de liderazgo, talento, valores, ética, RSC, igualdad, etc. y no hay esperanza de que la cosa vaya a cambiar.
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