Se supone que con buena fe por parte de los catalanes, y muy mala por parte de los restos de la de Madrid, el caso es que ante el interés desde Barcelona por poder olvidar antiguas rencillas e intentar conseguir que ambas dos se fusionen y alcancen más poder en su sector, existe una intención de acercamiento por su parte, coincidiendo con el cambio en su cúpula directiva.
El problema es que la madrileña, por diferentes circunstancias que, según parece, no han sido contadas a los ilusos aspirantes a la unión, en la actualidad ni tiene empresas asociadas ni una junta directiva vigente, legal y operativa, ya que la mayoría de ellos presentaron la dimisión a su debido momento, cosa que, según nuestro confidente, no ha sido explicada debidamente a los representantes barceloneses que han llevado a cabo el contacto.
Y es que siempre hay aprovechados que pretenden quedarse con proyectos que no son suyos y, además, dar gato por liebre.
Los comentarios están cerrados.