Parece ser que los males que han afectado a la sede y empleados de la compañía energética han traspasado fronteras autonómicas y han alcanzado, de momento sólo en forma de preocupación, a otras grandes empresas.
La que ha mostrado su preocupación –claro síntoma de que el mal puede afectar a cualquiera- pertenece al sector del automóvil, y prefiere prevenir antes que curar. Su mutua de accidentes ya le ha asegurado a esta empresa que no tiene por qué preocuparse.
Demasiado aventurada esta afirmación. No estaría de más que, sin prisa pero sin pausa, o con prisa y sin pausa, muchos edificios “inteligentes” fueran revisados de arriba a bajo para minimizar el riesgo de enfermedades profesionales de origen desconocido, incluido el de esta automovilística.
Tal medida debería ser instada de oficio por las propias mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, sobre todo después del precedente.
Confiamos en que el rumor quede en simple preocupación.
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