Tras una dura pugna entre competidores, pero siempre justa, está empresa de telecomunicaciones ha decidio adjudicar el super contrato a una empresa que, suponemos, sabrá efectuar dicho trabajo con la adecuada calidad que el cliente se merece.
La verdad es que la mayoría de los ofertantes tenían posibilidades, pero la especialización del adjudicatario ha sido el peso que logró vencer la balanza.
Eso si, hasta el final la cosa estuvo al rojo vivo. Al rojo corporativo, por supuesto.
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