Cuidado con la correspondencia personal que se mande a los directivos de esta empresa, ya que lo más probable es que, por mucho que en el sobre ponga a la atención de quien va dirigida y que es personal y confidencial, no llegue a su destino.
Independientemente de la falta de educación y de ética que ello implica, y olvidado el delito que supone la vulneración de la propiedad privada, lo grave del asunto es que, cuando se le pregunta por su acción, como única respuesta se recibe: "toda la correspondencia que entra en esta empresa es mia, ya que todo lo que hay en ella lo es".
Curiosa manera de entender la propiedad de una compañía y de respetar algo tan importante como es el derecho de los empleados a su propia privacidad.
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