Aunque cada día es más difícil sorprenderse con las exigencias de algunos divos de la caja tonta, resultan curiosas las excentricidades de este profesional de la televisión encargado de formar – o mal formar – a los profesionales del mañana.
Nada más, y nada menos, que uno de los más lujosos coches del mercado con chofer era requisito imprescindible para acudir a dar clase al céntrico campus de Madrid de una prestigiosa institución educativa.
Sus alumnos dirán si la calidad de sus clases justificaban el servicio de recogida y entrega a domicilio en un vehículo de tanto postín.
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