Según nos relatan, la normativa interna de esta prestigiosa entidad prohibía expresamente sacar documentación de las oficinas, regla que el novato becario incumplió en alguna ocasión alegando que sólo pretendía sacar el trabajo adelante en casa.
Según sus superiores, un becario sólo está para llevar cafés, no para “trabajar más de la cuenta”. Independientemente de la infracción de la reglamentación de la empresa, es curioso el concepto de “beca de formación” que tenían estos jefes, más cercano a un perfil de hostelería que a un licenciado universitario que inicia su carrera profesional.
Quizá deberían reinvertir sus grandes beneficios en elaborar planes de acogida eficaces.
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