Un cargo intermedio del área comercial, que trabajaba en una empresa multinacional del sector servicios, remitió su curriculum vitae a la división de selección de esta prestigiosa consultora de Recursos Humanos, para ser incluido en uno de los procesos de selección que estaban llevando a cabo.
Días después, este directivo era despedido. Parece ser que el curriculum de este candidato fue a parar a las manos de una antigua empleada de la mencionada empresa de servicios, que en ese momento trabajaba para la consultora de selección. Esta empleada puso sobre aviso al jefe directo del confiado candidato.
Las garantías de confidencialidad no son a prueba de empleados desleales y poco profesionales. Lo que no se explica es que un perfil como el de esta trabajadora delatora pudiera haber pasado todos los filtros de una empresa líder en el mundo de la selección. Según los entendidos, no hay ninguna compañía -ni las propias consultoras- libre de este peligro. Que se lo digan al despedido.
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