En todos los eventos en los que coinciden se sientan al lado para comentar cada detalle de la jornada. Pero no todo se reduce a los eventos, pues una vez a la semana se reúnen en un restaurante madrileño para «contarse sus penas». Se conocieron hace tan solo un año y parecen amigas de toda la vida… Tanto es así que han llevado a sus hijos al mismo colegio para coincidir a la salida y como no, seguir charlando sobre la vida…
«¡No paran, no paran!», dicen sus compañeros.