Después de la época de desfase de comida, dulces, carne, pescado y compras en exceso en general que trae consigo la Navidad, es inevitable que, al final de las festividades, sobre de todo un poco. Por eso, traer las cosas a la oficina para que el resto de tus compañeros las puedan disfrutar es un gran detalle, sobre todo si es roscón. Esta importante directora de comunicación ha alegrado la mañana a todos sus compañeros trayendo una bolsa gigante de polvorones (encima de los buenos) que ella no quiere volver hasta el año que viene. Y además también un roscón que, si bien podía parecer algo duro, si lo mojas un poquito en café, está como recién hecho.
¡Que vivan los excesos navideños!