Metidos de lleno en el Mundial de fútbol, la emoción y el entusiasmo por el universo futbolero están más presentes que nunca. Después de varios años sin jugar, este director comercial ha sido invitado a un partido con colegas de profesión y ha vuelto a sentir el éxtasis y la exaltación del campo y se ha dejado llevar por su (supuestamente) olvidada destreza hasta tal punto que ha sido nombrado por sus compañeros como «el pichichi». Un título para nada exagerado, ya que ha marcado todos los goles que han hecho ganar el partido a su equipo.
Y es que, al contrario de lo que esperaba, ha estado impecable. Y no solo lo sentía él, sino que el fervor del público lo ha dejado bien clarito. No hay balón que se le resista. ¿Quizá debería olvidarse de su actual puesto? ¿Ha encontrado su verdadera vocación? ¿Debería dejarlo todo y meterse de lleno en la que creía que era su olvidada pasión?