Nuestro protagonista, podríamos decir que es un recién llegado al sector de la gestión de personas, se caracteriza por la ausencia de una cualidad imprescindible a día de hoy: la flexibilidad. Cualquier cambio, ya sea con tiempo o sin él, le trastoca los planes, le pone muy nervioso y ello propicia una escalada de tensión y conflictos que no es nada buena para trabajo. Y es que lo mejor cuando surjen contratiempos es tratar de no ponerse nerviosos e intentar solucionarlo lo antes posible. Por ello, a la persona de la que hablamos en esta ocasión la hemos denominado ‘el rígido’.
En tiempos de flexibilidad… ¡todavía nos sorprenden!
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