Que tiene buenos gustos gastronómicos queda claro, ya que verle degustar el marisco de este lujoso restaurante madrileño es algo habitual y, desde luego, nada temporal.
Y es que, como algunos sindicalistas con los que, habitualmente, tiene que negociar, el gusto por el buen comer debe ser obligado en el sector.
¡Envidia sana!
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