Aunque su equipo de comunicación sea capaz de elaborar discursos geniales, este consejero delegado de una conocidísima multinacional española no necesita leerlos para ser brillante. Y es así porque admite que le cuesta ver sin gafas en distancias cortas. Por ello, cuando no dispone de lentes, en vez de seguir el guión decide improvisar y, como decíamos antes, sus discursos son simplemente brillantes.
¡Puro talento!
Los comentarios están cerrados.