No se fía ni de él mismo. Este gestor posee una agenda apretadísima y ninguna es más importante que la otra, todas son de vital importancia. Por ello, ante el miedo de olvidar alguna de las labores, este profesional tiene una técnica infalible (al menos, hasta el momento): poner alarmas en su dispositivo móvil. ¿Reunión a las 11H? Alarma de recordatorio a las 10:50H. Y así con todo.
Pero lo peor no es eso. Lo peor de todo es que tienen un iPhone, es decir, el tono de la alarma es como un grave estruendo que retumba por tooooda la oficina… Bocanegra compadece a su equipo, ese que, día tras día, le acompaña a través de microinfartos cada vez que suena un nuevo aviso. ¿El cardiólogo entrará dentro del programa de compensación de esa compañía? Debería…
¡Un médico, por favor!
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