Quién lo diría. Y es que nuestra protagonista, habitualmente, no calla ni debajo del agua. Pero hay un momento, un pequeño resquicio temporal en el que esta experta del marketing se queda callada, en silencio… ni siquiera escuchando lo que se dice a su alrededor. Se trata del momento en el que se sube al coche, especialmente en la parte de atrás, y sus cinco sentidos quedan atados de pies y manos en la búsqueda del relax y la tranquilidad.
¡El coche como técnica zen!
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