El fin de semana ha pasado factura a estos reclutadores. El sol, las altas temperaturas, el afán de disfrutar al aire libre ha traido consecuencias y hoy, en esa sede los empleados han llegado con un sinfin de tonalidades: algunos rojos, otros morenos, otros blancos como la leche… Las causas también son múltiples: si bien nos consta que algunos vienen directos de la piscina, otros vienen rojos por no ser previsores y ponerse a horas intempestivas a pleno sol.
Ya es un hecho. ¡Se acerca el verano!
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